Yo Soy La Tormenta huye de la etiqueta de DJ. “Se queda corta”, dice. Él prefiere definirse como “Creador Multidisciplinar y Omnisciente, al estilo de los viejos Dioses védicos”. Así, además de pinchar, es influencer, instagramer, community manager, blogger, graphic designer, producer, curator, motivational coach, record collector, crate digger, foodie, tireless lover, starship trooper, CEO, SEO, SIMS, hyrkaniano, ladrón y arquero, de la Gran Orden de Kurlit. Y todavía saca tiempo para dedicarlo a una de sus grandes pasiones: servir copas. “Me relaja”, afirma.
Natural de Barcelona, lleva unos años abriendo su alma al público en Bilbao. “Aquí he redescubierto el verdadero sentido de la condición del DJ, ya sabes, el calor de los fans y todo eso. En la gran ciudad todo eran orgías de cocaína, rosas y champán; la música, el arte, ¡la creación!, cada vez importaban menos. Y te diré algo: al final no es más que arena escapándose entre los dedos”, declara con la mirada trémula y cierto poso de melancolía. “Además aquí los cubatas los sirven siempre en vaso sidrero”.
En la actualidad Yo Soy La Tormenta se ha empeñado en demostrar que se puede salvar una sesión gastando muy poco dinero en discos, que como decía el poeta todavía pueden aparecer flores en la basura y que, a base de escarbar en los rincones más oscuros de los rastros más infectos, uno se puede preparar un maletón con una cantidad inabarcable de hitazos de italo, disco, boogie, tecnopop, dark wave, EBM…con temas muy conocidos, otros no tanto, pero todos perfectamente aptos para bailar la CONGA-ROBOT.
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